En esta pieza, capturo una escena de equitación en las majestuosas Caballerizas Reales de Córdoba, con un ejemplar de Pura Raza Española como protagonista. He empleado una mezcla de óleo, acrílico y óxidos de hierro y cobre, lo que confiere a la obra un carácter figurativo profundamente contemporáneo. La incorporación de estos óxidos proporciona textura y una estética visual única, evocando una sensación de antigüedad y desgaste que añade profundidad a la narrativa visual.
Mi enfoque meticuloso refuerza la idea de aprendizaje y disciplina que se encuentra en el mundo ecuestre. Además, la obra explora la conexión entre el ser humano y este noble animal, utilizando técnicas y materiales poco convencionales en el ámbito de la pintura. Es un intento de fusionar lo tradicional con lo innovador, invitando al espectador a reflexionar sobre la continua evolución de nuestra relación con la naturaleza y el legado de la equitación en nuestra cultura.