Mi trabajo habla de el tiempo, de lo efímero de su naturaleza, habla de la poca importancia que nos damos como individuos, de como estamos rodeados de grandes obras; ya sean arquitectónicas, pictóricas o de cualquier índole y como somos incapaces de darnos cuenta, si no esta en una pantalla.

Fotografío y le doy vida con ello a testigos del devenir cotidiano, testigos de piedra que nos miran firmes e impasibles ante los cambios de la ciudad y pasar de generaciones.

Las personas transitan por la vida de estos titanes atemporales como simples nuetrinos vagando por el espacio.

Somos incapaces de dar importancia a los hechos que conforman nuestro día a día y nos hacen ser personas; el trayecto en transporte publico, el hacer la compra o la colada por ejemplo.

Nos hemos vuelto maquinas que funcionan en modo automático y solo importa lo que se ve en nuestras redes sociales, ese personaje creado que es mas interesante, mas activo y mas feliz que nosotros, pero tan vacío como un reflejo en un espejo.

Con esta serie abogo por dar importancia al día a día, a mirar a nuestro alrededor y ver la realidad en la que vivimos, seguramente menos bonita y mas dura de lo que nos gustaría, pero real.

Real como una fotografía analógica que nos es mas que la imagen que capta la lente plasmada sobre un soporte absorbente, como un cuadro instantáneo de lo que ves, en cuanto la fotografía digital no son mas que datos ordenados para sacar una imagen que simula la realidad, nunca será real, lo mismo que esa vida ficticia en las redes.

Bayón-cerezo. Esta serie de fotografías están disparadas con una Hasselblad 500C con carrete Kodak Ektar 100.

Revelado con Tetenal C-41 y positivado con Tetenal RA-4 en ampliadora Durts.

Serie de diez copias de esta misma obra.

La fotografía se presenta en papel Fuji Crystal Archive Supreme en medidas de 18cm por 6cm, firmadas y selladas por el artista.

Todo el proceso esta realizado por el artista.